jueves, 19 de junio de 2014

¡NO BASTA CON OÍR!


¡A veces oímos, pero no escuchamos! Escuchar es prestar atención a lo que se oye. A eso es a lo que se refería Jesús cuando , al finalizar alguno de sus discursos, exclamaba: ¡el que tiene oídos para oír, oiga! Me gusta como lo expresa la versión Nueva Traducción Viviente: “Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda” (Mateo 13:9). Esta es una expresión que va más allá de la comprensión de lo que se oye: requiere acción, práctica. Pareciera que mucha gente tiene este problema: oye , pero no se pone en acción para practicar lo aprendido. ¿Cómo esperamos mejorar en las áreas débiles de nuestra vida si no aplicamos los nuevos valores, principios, estrategias o recomendaciones que oímos? ¿Deseas ser mejor persona, hijo(a), padre, madre, esposo(a), empleado(a), dueño de negocio, estudiante, etc.? Será necesario dar un paso más allá que solamente oír. Mucha gente que he atendido en consejería sabe lo que tiene que hacer para mejorar su vida y sus relaciones interpersonales; sabe qué debería hacer para alcanzar sus objetivos; sabe cómo trabajar para alcanzar nuevos niveles de madurez en la vida cristiana, pero no aplican lo que saben; no lo ponen en práctica. Santiago escribió a sus lectores cristianos: “Pero no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos”. (Santiago 1:22 DHH). Justo de esto es de lo que Jesús quiere salvarnos: de que, al no poner en práctica sus enseñanzas en nuestras vidas, nos engañemos a nosotros mismos y acabemos en la ruina. ¿Qué vas a hacer? “Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda”.