lunes, 26 de marzo de 2018

¡NO ABANDONES LA CARRERA!


Dios los llamó a ustedes, y por medio de Cristo les mostró su amor. Por eso, casi no puedo creer que, en tan poco tiempo, hayan dejado de obedecer a Dios, y aceptado un mensaje diferente de esta buena noticia (Gálatas 1:6 TLA)

¡No hay nada más extraordinario que el amor de Dios! La expresión de Su amor nos deja sin palabras y lo único que podríamos hacer es tener un corazón completamente agradecido y rendido a Su obediencia y servicio. Sin embargo, hay gente que retrocede, que reniega, que menosprecia el incomparable amor de Dios para aceptar un mensaje diferente a la Buena Noticia de Salvación. Hay que dejar algo claro: ¡No hay otro mensaje de salvación! ¡No hay otro evangelio! Satanás engaña a la humanidad ofreciéndole un camino y puerta anchos, espaciosos, placenteros..., no obstante, llevan a la perdición y, lamentablemente, muchos son los que aceptan recorrer esa senda de muerte y cruzar esa puerta que llevará a la condenación eterna. ¿Qué vale más: una ínfima fracción de tiempo de deleite en el mundo o toda la eternidad gozando en la presencia de Dios? La respuesta debería ser obvia; no obstante, hay quienes deciden amar las cosas que nos ofrece el mundo: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos y el orgullo de poseer muchas riquezas (1 Juan 2:16). Ante cada decisión que tengas que tomar, sea grande o pequeña, recuerda el inmenso amor de Dios que mostró a través de Jesucristo y que sigue demostrando con la presencia y actividad de Su Espíritu Santo; piensa en el ejemplo de Jesús. Mucha gente lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Él soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz (Hebreos 12:2-3). De igual manera, ¡tú serás vencedor en cada situación que enfrentes! Sólo sé fiel y obediente hasta el final y Él te dará la corona de la vida. ¡Que Dios te llene con su amor y con su paz!

DIOS ESTÁ A TU LADO

Seguramente has tenido victorias en el pasado. Sin embargo,  hoy estás en lo que puede ser representativo de una cueva (desaliento, desesperanza, depresión, temor paralizante, de la autoconmiseración, de procrastinación, ansiedad,...) por una noticia que amenaza tu vida, la vida de tus propósitos, de tu futuro, de tu economía o salud... Hay dos cosas que quiero compartirte expresamente hoy: UNA NOTICIA Y UNA SUGERENCIA. LA NOTICIA: ES QUE EL DIOS que te hizo, que te ha sostenido hasta ahora SIGUE VIVO Y NO SE AMEDRENTA POR NINGUNA JETZABEL que tras su poder o espíritu de intimidación quiera hacerte titubear en tu fe.
LA SUGERENCIA: ¡SAL DE LA CUEVA! No sigas alimentando lo que te está deteniendo (ese temor, esa tristeza). ¡Vamos, levántate!, aliméntate (de las promesas de DIOS, de la esperanza, con la fe en DIOS...y aún tu cuerpo) porque esa circunstancia que hoy pesa sobre ti no viene dada por DIOS que es quien tiene la última palabra en tu vida. Abandona lo que te ha mantenido en ese encierro mental, emocional, espiritual, ministerial o cualquier área. Largo camino, grandes planes de DIOS para concretarse esperan en tu destino...DIOS TE DA LA FUERZA, en ÉL tienes el poder y en SU GUÍA tienes garantizada la victoria...ÉL es MAS GRANDE Y MAYOR que el que está en el mundo!

Por: Raquel Montilla de Venegas

martes, 20 de marzo de 2018

¡ATRAEMOS, NO REPELEMOS!

Como discípulos de Jesús debemos atraer a la gente para que pueda tener un encuentro con el Salvador. Mientras los servidores del príncipe de este mundo hacen todo lo posible por alejar a la gente del Dios verdadero, los hijos de Dios debemos esforzarnos por atraer hacia Jesús a aquellos que están desamparados y agobiados por sus cargas, pues Él está dispuesto a llevarlas. Quiero ser enfático. ¡Atraemos, no repelemos! ¡Forzamos para que entren, no para que se vayan! ¡Cuidado con ser como aquellos hipócritas que cerraban la puerta del reino de Dios a los demás y ni entraban ellos, ni dejaban entrar a los demás! A ese tipo de personas ¡qué mal le va a ir! (Mateo 23:13). Debemos cuidar nuestro testimonio para no avergonzar a Cristo, pero también debemos cuidar que nuestro celo por honrar a Dios no impida que la gente pueda acercarse a Él confiadamente. ¡Dejemos que la gente venga a Jesús y no se lo impidamos, porque por ellos Él murió en la cruz! ¡Que el Señor te llene con su amor y su paz!