martes, 20 de marzo de 2018

¡ATRAEMOS, NO REPELEMOS!

Como discípulos de Jesús debemos atraer a la gente para que pueda tener un encuentro con el Salvador. Mientras los servidores del príncipe de este mundo hacen todo lo posible por alejar a la gente del Dios verdadero, los hijos de Dios debemos esforzarnos por atraer hacia Jesús a aquellos que están desamparados y agobiados por sus cargas, pues Él está dispuesto a llevarlas. Quiero ser enfático. ¡Atraemos, no repelemos! ¡Forzamos para que entren, no para que se vayan! ¡Cuidado con ser como aquellos hipócritas que cerraban la puerta del reino de Dios a los demás y ni entraban ellos, ni dejaban entrar a los demás! A ese tipo de personas ¡qué mal le va a ir! (Mateo 23:13). Debemos cuidar nuestro testimonio para no avergonzar a Cristo, pero también debemos cuidar que nuestro celo por honrar a Dios no impida que la gente pueda acercarse a Él confiadamente. ¡Dejemos que la gente venga a Jesús y no se lo impidamos, porque por ellos Él murió en la cruz! ¡Que el Señor te llene con su amor y su paz!

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