domingo, 2 de junio de 2013

¡HAZ LA MEJOR INVERSIÓN!

¡Hoy en día, ya no queda tiempo ni para comer! ¡Paso todo el día tan ocupado que no me queda tiempo para hacer lo que, en realidad, me gusta! Estas son las expresiones que se oyen con más regularidad entre la gente que, cada amanecer, tiene que enfrentar sus retos cotidianos con una agenda llena de compromisos y actividades. Pareciera que una característica de la persona emprendedora del siglo XXI es: "vive apresuradamente". Sin embargo, no es posible practicar este agitado ritmo de vida sin que se resientan las relaciones matrimoniales, familiares, interpersonales, la salud, la alimentación, el bienestar emocional y el espiritual. Sin darnos cuenta, estamos invirtiendo nuestros esfuerzos en aquello que traerá pocos o ningún beneficio a nuestra vida. Ya el Señor se había dado cuenta de esto hace mucho tiempo y, a través del profeta Isaías, nos inquiría: "¿Para qué gastar el dinero en lo que no es verdadera comida? ¿Para qué desperdiciar los ingresos en lo que no satisface realmente? Escúchenme con atención, así comerán bien y disfrutarán de buena comida." (Isaías 55:2 PDT).
Invierte en aquello que traerá satisfacción a tu vida. Hoy estamos recurriendo a la "comida chatarra" para llenar nuestros estómagos, pero no nos estamos nutriendo. ¿Te atreverías a calcular cuánto has gastado en estos últimos 30 días comiendo en la calle? Te aseguro que tu cintura aumentó de talla, pero hubo muy poco aporte nutricional a tu cuerpo. ¡Claro, también hubo una pérdida importante en tu bolsillo! Pero yendo un poco más allá, deberíamos pensar cuánto tiempo, energías, relaciones, dinero, salud, paz y felicidad, entre otros tesoros, hemos perdido con la "compra" de lo que no satisface realmente. Tratamos de buscar la satisfacción y la felicidad en aquellas cosas que los seres humanos han determinado como vitales, pero que, al conseguirlas, muy rápido nos damos cuenta que todavía no son suficientes para sentirnos plenamente satisfechos. Isaías 55:2 plantea que es necesario invertir, pero en aquello que alimenta de verdad y en lo que traerá satisfacción real. Es preciso preguntarnos en este punto, si lo que este mundo nos ofrece no es lo que satisface verdaderamente, entonces, ¿qué es? Jesús nos da una respuesta enfática: "Jesús les dijo: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; quien cree en mí, nunca tendrá sed." (Juan 6:35 PDT). ¡El alimento verdadero es Jesús! ¡ El que pone su confianza en Jesús, tendrá la satisfacción plena! Una relación genuina, profunda, continua, con Jesús llenará nuestra vida de sentido, propósito y satisfacción y la búsqueda de nuestra realización plena la obtendremos tratando de agradar a Aquel que pagó un precio muy alto por nuestra salvación y no agradándonos a nosotros mismos.
Escúchenme con atención. ¡Qué interesante! El Señor está haciéndonos señas para que le prestemos atención a Él, en medio de miles de ofertas engañosas. Hoy se gastan impresionantes sumas de dinero con el propósito de convencernos de que el producto "x" es mejor que el producto "y", y nosotros ya no sabemos a quién prestarle atención, ni en quién creer. En medio de todo ese alboroto y confusión, está el Señor diciéndonos: "¡Óiganme, yo tengo lo que traerá satisfacción a sus vidas! ¿A quién escucharemos? Quizás hay muchas voces que se levantan para llamar nuestra atención e inclusive nuestros propios pensamientos pueden estar gritando fuerte para hacerse oír, pero sólo Dios tiene la mejor oferta. Él dice: "Todos los que tengan sed, vengan a tomar agua. Y los que no tengan dinero, vengan, compren y coman. Compren vino y leche, sin que les cueste nada, gratis." (Isaías 55:1 PDT). ¡No hay nadie que nos ofrezca algo mejor que esto!
...Comerán... Disfrutarán... El Señor te da satisfacción garantizada de por vida. Él es el manantial de vida, no un pozo; es el verdadero alimento, no un Maná que sólo dura un día, a lo sumo dos, y luego se pudre; es la luz del mundo, no un pequeño reflector, cuya luz se disipa a la distancia. En serio, si dejas de correr al ritmo de este mundo y te detienes un momento, si escuchas atentamente la voz de Dios y la distingues, por encima de esas otras miles de voces que tratan de taparla, si decides invertir en lo que realmente llenará tu vida plenamente, entonces, ¡comerás y disfrutarás! Hoy mucha gente come, pero no se sacia. Mucha gente se entretiene, pero no disfruta. Tus relaciones, tu familia, tu matrimonio, tu empleo o negocio, tus estudios, tus proyectos de vida, adquirirán una nueva perspectiva que estará enfocada en darle la preeminencia al que lo dio todo por nosotros: Jesucristo.

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