¡Hoy en día, ya no queda tiempo ni para comer! ¡Paso todo el día tan
ocupado que no me queda tiempo para hacer lo que, en realidad, me gusta!
Estas son las expresiones que se oyen con más regularidad entre la
gente que, cada amanecer, tiene que enfrentar sus retos cotidianos con
una agenda llena de compromisos y actividades. Pareciera que una
característica de la persona emprendedora del siglo XXI es: "vive
apresuradamente". Sin embargo, no es posible practicar este agitado
ritmo de vida sin que se resientan las relaciones matrimoniales,
familiares, interpersonales, la salud, la alimentación, el bienestar
emocional y el espiritual. Sin darnos cuenta, estamos invirtiendo
nuestros esfuerzos en aquello que traerá pocos o ningún beneficio a
nuestra vida. Ya el Señor se había dado cuenta de esto hace mucho tiempo
y, a través del profeta Isaías, nos inquiría: "¿Para qué gastar el
dinero en lo que no es verdadera comida? ¿Para qué desperdiciar los
ingresos en lo que no satisface realmente? Escúchenme con atención, así
comerán bien y disfrutarán de buena comida." (Isaías 55:2 PDT).
Invierte en aquello que traerá satisfacción a tu vida. Hoy estamos
recurriendo a la "comida chatarra" para llenar nuestros estómagos, pero
no nos estamos nutriendo. ¿Te atreverías a calcular cuánto has gastado
en estos últimos 30 días comiendo en la calle? Te aseguro que tu cintura
aumentó de talla, pero hubo muy poco aporte nutricional a tu cuerpo.
¡Claro, también hubo una pérdida importante en tu bolsillo! Pero yendo
un poco más allá, deberíamos pensar cuánto tiempo, energías, relaciones,
dinero, salud, paz y felicidad, entre otros tesoros, hemos perdido con
la "compra" de lo que no satisface realmente. Tratamos de buscar la
satisfacción y la felicidad en aquellas cosas que los seres humanos han
determinado como vitales, pero que, al conseguirlas, muy rápido nos
damos cuenta que todavía no son suficientes para sentirnos plenamente
satisfechos. Isaías 55:2 plantea que es necesario invertir, pero en
aquello que alimenta de verdad y en lo que traerá satisfacción real. Es
preciso preguntarnos en este punto, si lo que este mundo nos ofrece no
es lo que satisface verdaderamente, entonces, ¿qué es? Jesús nos da una
respuesta enfática: "Jesús les dijo: —Yo soy el pan de vida. El que
viene a mí, nunca tendrá hambre; quien cree en mí, nunca tendrá sed."
(Juan 6:35 PDT). ¡El alimento verdadero es Jesús! ¡ El que pone su
confianza en Jesús, tendrá la satisfacción plena! Una relación genuina,
profunda, continua, con Jesús llenará nuestra vida de sentido, propósito
y satisfacción y la búsqueda de nuestra realización plena la
obtendremos tratando de agradar a Aquel que pagó un precio muy alto por
nuestra salvación y no agradándonos a nosotros mismos.
Escúchenme con atención. ¡Qué interesante! El Señor está haciéndonos
señas para que le prestemos atención a Él, en medio de miles de ofertas
engañosas. Hoy se gastan impresionantes sumas de dinero con el propósito
de convencernos de que el producto "x" es mejor que el producto "y", y
nosotros ya no sabemos a quién prestarle atención, ni en quién creer. En
medio de todo ese alboroto y confusión, está el Señor diciéndonos:
"¡Óiganme, yo tengo lo que traerá satisfacción a sus vidas! ¿A quién
escucharemos? Quizás hay muchas voces que se levantan para llamar
nuestra atención e inclusive nuestros propios pensamientos pueden estar
gritando fuerte para hacerse oír, pero sólo Dios tiene la mejor oferta.
Él dice: "Todos los que tengan sed, vengan a tomar agua. Y los que no
tengan dinero, vengan, compren y coman. Compren vino y leche, sin que
les cueste nada, gratis." (Isaías 55:1 PDT). ¡No hay nadie que nos
ofrezca algo mejor que esto!
...Comerán... Disfrutarán... El Señor te da satisfacción garantizada de
por vida. Él es el manantial de vida, no un pozo; es el verdadero
alimento, no un Maná que sólo dura un día, a lo sumo dos, y luego se
pudre; es la luz del mundo, no un pequeño reflector, cuya luz se disipa a
la distancia. En serio, si dejas de correr al ritmo de este mundo y te
detienes un momento, si escuchas atentamente la voz de Dios y la
distingues, por encima de esas otras miles de voces que tratan de
taparla, si decides invertir en lo que realmente llenará tu vida
plenamente, entonces, ¡comerás y disfrutarás! Hoy mucha gente come, pero
no se sacia. Mucha gente se entretiene, pero no disfruta. Tus
relaciones, tu familia, tu matrimonio, tu empleo o negocio, tus
estudios, tus proyectos de vida, adquirirán una nueva perspectiva que
estará enfocada en darle la preeminencia al que lo dio todo por
nosotros: Jesucristo.
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